En esta reseña se describirán
elementos de identificación sobre el autor tales como el contexto social,
histórico y geográfico en el que se desarrolló como escritor. De igual manera, se
determinará el contexto social, histórico, geográfico y cultural en el que se
desarrollan los relatos, “¡Diles que no me maten!” y “El llano en llamas” del
libro titulado homónimamente, El llano en
llamas de Juan Rulfo.
Motivos
El escritor mexicano Juan Rulfo
nacido el 16 de mayo de 1918 en Apulco, localidad cercana a San Gabriel,
Jalisco fue sin duda un representante icónico de la literatura moderna
latinoamericana del siglo XX.
Perteneció al movimiento literario
denominado “realismo mágico” ya que sus narraciones se caracterizan por relatar
hechos insólitos, fantásticos e irracionales en un contexto realista. Entre sus
obras escritas está el libro “El llano en llamas”, el cual es una recopilación
de cuentos publicados en el año de 1953 por el Fondo de Cultura Económica (FCE)
en México D.F.; conformado por quince relatos. En la segunda edición de 1970 se
adjuntaron dos relatos más, “El día del derrumbe” y “La herencia de Matilde
Arcángel”.
Geográficamente el escritor estuvo
influenciado por el propio lugar que lo vio crecer, un escenario devastado por
los estragos de la Revolución y la Guerra cristera de los años 1926 a 1929. La
niñez de Juan Rulfo transcurrió en una atmósfera llena de repercusiones de la
reciente Revolución, en tierra áspera, estéril por la erosión, y devastada por
los largos años de Guerra Civil. En la segunda mitad de los años 20, el estado
de Jalisco se convirtió en uno de los focos de la rebelión de los cristeros.
Llevados hasta la desesperación, los campesinos abandonaban los lugares
natales. Los pueblos desiertos y los campos desolados quedaron grabados para
siempre en su memoria. (Villaseñor)
Por ello su obra manifiesta
históricamente la realidad de aquel México al que le faltaba la esperanza y le
sobraba la desolación. Manifiesta aquel mundo del ser rural agotado y falto de
fe, que padecía los conflictos agrarios y la insurrección de los cristianos
enmudecidos por los federales. Sin embargo, mantuvo una ideología neutral y
distante (centralista) y se debe a una razón fundamental puesto que no fue
partidario de la guerra cristera ni de los estragos de la Revolución Mexicana,
solo lanza al aire su visión como una denuncia sociopolítica de aquellos
tiempos.
Rulfo parece alérgico a todo: a la
crítica, a un cambio social, incluso a su propia gloria. Cuando dijo todo lo
que tenía que decir, calló. Este suicidio creador ha durado desde 1955, año de
la publicación de su última novela.[1]
Panorama de sus relatos
"¡Diles que no me maten!” y “El
llano en llamas” no son narraciones propias de la Revolución Mexicana pero el
autor sí proyecta conflictos e historias subjetivamente sobre la época, todo
encaja perfectamente como analogía. Los montes y llanos de tierras mexicanas
son el escenario principal de sus escritos; en su creación, se mantuvo fiel a
su tierra natal, Jalisco. Así narra Juvencio Nava en “¡Diles que no me maten!” "Y yo echaba pal monte, entreverándome
entre los madroños y pasándome los días comiendo verdolagas…”, o como
relata el narrador en “El llano en llamas”, “cruzaron por encima de nosotros hacia los cerros.”
En ellas se desarrollan historias
enmarcadas por la aridez y la sequía de los llanos jaliscienses en los que
abunda la mala vida y la desesperanza. Aborda la vida desdichada del hombre rural mexicano; de aquellos
que habitan en los poblados, sus usanzas, modos de vida, sus razones, sus
temores, sus sentimientos, su forma tan característica de hablar de acuerdo con
la región… La vida de “la gente de pueblo”. Los personajes en ambas narraciones
son gente de campo, gente simple…gente común que usa un lenguaje común. Su
realidad coincide con la realidad de aquellos hombres de la época, hombres que
sufren por todo aquello que ha sido destruido y les ha sido arrebatado. Les
toca vivir un destino ya predispuesto a la fatalidad, a lo que ya no tiene
remedio, solo esperan y escudriñan el fracaso. Ambos textos mantienen su
familiaridad con la muerte, con aquello que ya no tiene remedio. Juvencio Nava
en ¡Diles que no me maten! es fusilado
35 años después de haber matado a su compadre Don Lupe Terreros. Sin embargo se
aferra a su supervivencia: “No tenía
ganas de nada. Sólo de vivir (...) unas ganas tan grandes de vivir como sólo
las puede sentir un recién resucitado”. Después del pecado le viene la
culpa y finalmente cumple su condena. Aunque es un criminal él siente que ya ha
pagado.
En “El llano en llamas” se narra el
enfrentamiento entre los hombres de Petronilo Flores(los federales) y Pedro
Zamora(los rebeldes). Mataban y aniquilaban a diestra y siniestra y hasta con
gusto, “daba gusto,
era bonito”. Pero
también a ellos los mataban y aniquilaban reduciendo cada vez más el número de
integrantes “En el aguaje estaba otro de los nuestros con las costillas de fuera como
si lo hubieran macheteado.”
Rulfo parece valorar implícitamente
todo quehacer humano que promueva las relaciones de solidaridad entre los
hombres y denuncie los caminos de muerte por oposición a los de la vida.[2]
El tiempo de Rulfo pareciera tullido,
no anda. Los relatos no mantienen un orden cronológico, todo es desordenado,
las imágenes van de aquí para allá transportándonos a distintos espacios
temporales en la historia “poco después”,
cosa de cinco años”, “Esto pasó hace treinta y cinco años”, “desde entonces”,
etc.
Sin pasado, sin futuro y con un
presente que no le pertenece, el hombre está condenado a la impotencia frente
al destino.[3]
Juicio valorativo
Considero que
Rulfo como representante de la literatura moderna del siglo XX, despertó
controversia con su obra, estaba un tanto fuera de lugar para su época pero aun
así fue bien criticada. Su técnica narrativa (fragmentación, atemporalidad,
ambigüedad, uso de narrador equisciente y/o testigo) está ubicada en el realismo mágico donde integra lo fantástico
a lo real transformándolo en ficción pero sin deformarlo, con esta técnica innovó
en aquel entonces, colocándola incluso dentro de lo europeizado. La temática de
sus historias tiene cierto sentido realista tanto del drama de su propia vida,
por el asesinato de su padre, como a la situación que padecía socialmente el
país, específicamente los campesinos en aquel momento debido a la Revolución y
la Guerra Cristera.
Evidentemente
estos relatos y la obra completa de Rulfo son ideales para llevar a cabo infinidad
de análisis literarios, sociales y lingüísticos que enriquecerían aún más la
genialidad de sus escritos.
[1] Narrativa mexicana: de Azuela a Rulfo. Francisco
Antolin. Concordia University, Montreal.
[2]Destrucción de los mitos, ¿posibilidad de la Historia?
"El llano en llamas" de Juan Rulfo. Yvette Jiménez de Báez. El
Colegio de México.
[3] Narrativa mexicana: de Azuela a Rulfo. Francisco
Antolin. Concordia University, Montreal.